El niño en la cima de la montaña - John Boyne

Título original: The Bot at the Top of the Mountain
Año: 2015
Editorial: Salamandra

Traductor: Patricia Antón de Vez 
Páginas: 240
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En El niño en la cima de la montaña John Boyne nos cuenta la historia de Pierrot. Su padre, alemán, luchó en la Gran Guerra y no ha vuelto a ser el mismo desde entonces. Su madre, francesa, hace todo lo que puede por que la familia salga adelante unida. Pero todo se trunca y de pronto Pierrot se ve huérfano.

Su tía Beatrix cree que lo mejor para él es que vaya a vivir con ella a la enorme casa en los Alpes de Baviera en la que ejerce de ama de llaves. Una casa que pertenece al mismísimo Adolf Hitler.

Antes de entrar en detalles y por si alguien se lo pregunta, El niño en la cima de la montaña no tiene nada que ver con El niño con el pijama de rayas y se puede leer de forma completamente independiente. Aunque aquellos que lean ambos libros encontrarán un pequeño guiño.

En la novela apenas se habla de la guerra en sí o de nada muy estrechamente relacionado con ella. John Boyne, al igual que hizo en El niño con el pijama de rayas se centra más en cómo la guerra cambia por completo la vida de un niño.

En este caso seguimos a Pierrot desde que es muy pequeño y vive con sus padres en París. Tiene una familia, disfruta jugando con su amigo Anshel y aunque su vida no es un lecho de rosas podría decirse que es feliz. Hasta que todo empieza a torcerse poco a poco. Su padre, alemán y soldado en la Gran Guerra, cada vez bebe más y sigue teniendo pesadillas horribles. Y por si fuera poco cada vez hay más rifirrafes entre él y sus vecinos. Las cosas no paran de empeorar hasta que la vida de Pierrot cambia drásticamente y se ve huérfano y rodeado de desconocidos.

Tras un tiempo en el orfanato su tía Beatrix, a quien Pierrot ni conoce, se entera de lo que ha pasado y decide acogerlo en la casa en la que sirve como ama de llaves. Una vez allí Pierrot va descubriendo que hay cosas de su pasado de las que no debe hablar y ni siquiera le permiten usar su nombre. Ahora debe llamarse Pieter.

A partir de aquí la novela va dando distintos saltos temporales para permitir al lector ver cómo el paso del tiempo y las condiciones en las que vive influyen en el protagonista y poco a poco el niño alegre y bondadoso que llegó se va convirtiendo en otro completamente diferente.

La historia está narrada de una forma muy sencilla y sobre todo cuando Pierrot todavía es pequeño son más importantes los silencios y lo que el lector adulto lee entre entre líneas que lo que el propio niño cuenta y observa. Un niño inocente que no entiende el por qué de muchas cosas. ¿Por qué no debe volver a cantar La Marsellesa en alemán cuando está en París? ¿Por qué no debe mencionar a su amigo judío Anshel cuanto está en Austria?

El niño en la cima de la montaña es un libro aparentemente muy sencillo, pero con un mensaje pacifista muy claro y que esconde reflexiones importantes que, aunque son necesarias, a muchos no les gusta siquiera plantearse. Engancha desde el principio y el ritmo es muy ágil durante toda la lectura. Además, nos da un punto de vista un tanto diferente de un conflicto sobre el que se ha escrito muchísimo.

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